
Hoy estaba viendo unas imágenes de la bella Liz Taylor y casi me pongo a llorar. Claro no por la realidad, sino porque una cuando esta en la flor de la vida, a veces no aprecia cosas que siempre valdrán la pena.
Una a los veinte, busca la forma, olvidando el fondo y en muchos casos se queda vacío totalmente el recipiente , por no decir que siempre. A los treinta sentimos que somos lo máximo. Y con el pasar del tiempo ya no se recuerda el espejo.
Las fotos de Elizabeth Taylor, eran de una señora mayor y frágil. Ya no queda rastro de la esbelta y espectacular mujer de cabello negro impecable, escotes pronunciados, zapatos de tacón y de uñas envidiables.

De verdad que aunque no lo pensemos, todos vamos para allá, como dice el dicho: “ pa’ viejos vamos todos’. Y es que sin lugar a dudas , por eso que antes de esos días de vejez, debemos vivir bien y mejor, y disfrutar de cada instante debe ser una misión y no una obligación.
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