Ayer se celebraba el día de San Patricio y lo primero que hice al despertar fue decirle a mi familia que fuéramos a la iglesia en Miami Beach de St. Patrick. Así lo hicimos, nos vestimos de verde, pusimos música en el carro y en veinte minutos ya estamos frente a la maravillosa iglesia. Llegamos y lo primero que hice fue recordar e incluso extrañar cuando mucha tardes en mi hora de almuerzo iba solo a sentarme a hablar con Dios. Siempre me han gustado las iglesias, me producen una sensación especial. A veces sin siquiera llevarse a cabo una misa voy para pensar o solo darle gracias a mi Dios. El caso es que lleve a mi hija pequeña por primera vez a donde pase muchas tardes con mi Bábara Camila,ella corrió, vio la iglesia y de verdad la pasamos súper bien. Al pasar el mediodía y seguir paseando por los alrededores de la iglesia entendí por qué habíamos ido a la iglesia...porque en esta vida nada es por casualidad. Ya de regreso a casa descansamos un rato, Amalia Victoria jugó con un elefantico que quiso que le comprara y así siguió el día. Mi hermana llegó a casa con su familia y la verdad entre recuerdos, teteros, pañales y anécdotas de nuestros hijos hicimos de una tarde cotidiana, algo único. Al cabo de un rato nos vestimos para ir a celebrar en un restaurante #StPatricksday y bueno la verdad que decidimos irnos caminando y tomar la calle principal para ver mas gente que como nosotros caminaban las calles vestidos de verde. Quien diría que nuestra salida tendría un motivo muy especial e incluso inolvidable y aleccionador. Al estar caminando y tomándonos fotos hemos sido testigo de cómo a una persona que venía en un carro la atropellaron y se dieron a la fuga. Nuestra noche cambió inmediatamente. Empezamos a gritar para agarrar a la persona que fue capaz de atropellar a alguien y huir. Mi cuñado salió corriendo al igual que mi esposo para evitar que algún carro que viniera le volviera a dar a la persona que se encontraba en el piso mal herido. Corrí, crucé la calle, olvide a mis hijas porque sabía que mi hermana y mi mamá las estaban cuidado, llame al 911 y gritaba que no tocaran al señor herido. Era tanta la adrenalina que no puedo explicarles lo que sentía al ver cómo se fue llenando la calle de gente, todos llamamos por ayuda y en menos de 5 minutos bomberos, policías y paramédicos llegaron a socorrer a la persona que fue atropellada. Yo no salía de mi asombro, era insólito pensar que alguien tuviera tan mal corazón para no asumir lo que había hecho. La policia delimitó el area del accidente y tuvimos que desalojar esa parte de la calle. Un zapato tirado, un bolsito, una gorra y la bicicleta destruida todo el asfalto. Dios nos había enviado esa noche a salvar una vida. Obviamente nuestra celebración de San Patricio se convirtió en otra cosa y entra lágrimas y reflexiones no daba crédito que eso había sucedido frente a nuestros ojos. Mi hija mayor lloraba sin parar y entendía por un momento lo que tanto le digo sobre el hecho del peligro que uno corre a diario en las calles por gente sin escrúpulos que andan por las calles como si fuesen dueños del mundo. Mi reflexión sobre esto es qué hay que ayudar a la gente y ser bondadoso, no importa si uno los conoce o no y siempre hacer las cosas que te dicta tu corazón. Reconozco que en medio de mi crisis de nervio quise que nos regresáramos
a casa. Ya casi al irnos una señora pasó y nos preguntó qué había pasado y le dijimos que habían atropellado a un ciclista. Ella nos dijo que su hijo había salido en bicicleta hacia unos minutos y no nos atrevimos a preguntarle cómo estaba vestido su hijo. Ojalá que todo este bien y que Dios nos siga dando la posibilidad de hacer el bien sin mirar a quien.
#cosasquesientecaro