Inicio marzo en la gran manzana desde un piso 22 y pensando en todo lo bueno que está por venir y en la misión tan grande que tengo en todo sentido. La verdad es que como ser humano en general al estar criando dos niñas dentro de un mundo cambiante lleno de maravillas, pero también de mezquindad y de gente sin valores debo como parte de mi misión educarlas para que vivan agarrada a sus valores por encima de cualquier cosa. Y cuando digo cualquier cosa, me refiero en efecto a las diferentes personas que las rodearán durante su respectivo camino. Y ojo aunque las quiera tener en una burbuja no les puedo mentir sobre que en el mundo hay gente buena y no tan buena... porque la verdad sea dicha. Y ustedes se preguntarán por qué amanecí pensando están cosas y la respuesta es muy simple porque con todo lo que estamos viendo hay que preparar a nuestros hijos espiritualmente, emocionalmente y físicamente. Sin duda desde el amor, desde la bondad y con la palabra compasión por delante. De hecho que lo compruebo cuando estoy ante eventos como el que presencié camino acá en el avión. Les cuento yo estaba obvio junto a mi esposo en el 1a y en el 1b cuando viendo a derecha pude ver la evidencia de la mala educación en primera fila “literalmente”. Y claro uno no puede confundir el ser dicharachero y folklórico con ser impresentable. Y cada vez que veo cosas así le suplico a Dios que mis hijas sepan elegir, sepan con quien compartir lo que yo les estoy formando en su corazón. Y se que primero Dios así será para no verlas al lado de fanfarrones recién vestidos y cargados de plata, pero no de valores ni respeto por el prójimo.
Firman
#CosasQueSienteCaro