domingo, 11 de abril de 2010

Una de esas cosas que les tenía que contar


Hay cosas que no me puedo guardar y debo compartir y ésta es una de ellas:El otro día estaba con mi hija en una tienda y resulta que estábamos seleccionando una tarjeta de cumpleaños para una amiga de ella y un señor nos veía y nos veía. El señor, quien tendría como 80 años nos abordo con una sonrisa comentó : “Que bueno que la niña habla los dos idiomas, mi hija hoy día es una mujer que tiene uno de los cargos más prestigiosos de Estados Unidos y es en parte por su dominio de distintas lenguas”. Allí empezamos a conversar y otra de las cosas que me señaló con los ojos entre lágrimas era que me disfrutara cada instante con mi hija pues esos momentos pasaban muy rápidos. De hecho me relató que hacia un par de días su nieta de 22 años lo había llamado para decirle que se casaba. En ese momento les confieso que me trasladé a unos años más tarde y me imagine a mi hija en la universidad y todas esas cosas y sentí como mariposas en la barriga. Y aunque es la ley de la vida yo amo ésta etapa con mi chiquita. Bueno en ese mismo momento el señor me dijo que estaba allí comprando la tarjeta de su 60 aniversario de boda que se celebraría al día siguiente. Obviamente yo que soy tan chismosa le pregunto: “Cuál es la receta?” y me respondió sonriendo que mucha tolerancia y callar en muchas oportunidades, de hecho unas de sus palabras exactas fueron: “La convivencia es cuestión de ceder y no decir cosas de las que puedas arrepentirte”. Cosa difícil porque nosotros lo de estas generaciones somos muy impulsivos y aguerridos por decirlo de alguna manera. Claro la historia del señor me pareció tan fabulosa que seguí con la entrevista con quien dice y le pregunte si se acordaba el día en el cual conoció a su señora: “Por supuesto me parece ayer verla caminar frente a mi con su cabello rubio y decirme a mi mismo a los diez minutos que esa sería la madre de mis hijos, hoy ya no tiene el pelo amarillo, pero es linda igual”. Créanme que me conmoví y empecé a imaginar tantas cosas. Definitivamente fue uno de esos encuentros que son necesarios en éste mundo tan acelerado que llevamos. Conclusión sin duda eso que dijeron alguna vez que “hay que sembrar para luego recoger los frutos” es la verdad más grande de la vida.

No hay comentarios.: