lunes, 27 de enero de 2020

Entender la partida de alguien no es fácil...aunque vivas la resiliencia.

Se que me tatué la palabra resiliencia, pero esa palabra no se entiende hasta mucho tiempo después. No me puedo imaginar desde ningún aspecto a los suyos, a su madre su primer amor, su esposa Vanessa su gran amor, a sus hijas que quedan y todos quienes lo consideraban familia. Anoche no podía dormirme, anoche me arropaba esa sensación de pérdida, eso que conozco ya hace casi cinco
años...Dios que tragedia tan grande. Durante todas estas horas luego de la noticia de la muerte de Kobe y su hija lo único que hago es pensar en la vida, y en lo más valioso que tenemos que es hacer el bien como dice el dicho “sin mirar a quien”. Que seas talentoso, que hayas logrado tus sueños, que el mundo te tenga identificado como el mejor en el oficio que elegiste para vivir es maravilloso, pero que la gente recuerde tu corazón, tus acciones, tu sonrisa eso es indescriptible. En cada entrevista que veo que han hecho a cada fanatico, a cada periodista que lo conoció o simplemente a algún colega que pudo darle un abrazo certifico que jamás se le subió la fama, jamás utilizó su poder para nada más que no haya sido hacer feliz a todos los que sentían su vibra en cada uno de los roles que interpretó. De verdad el sentimiento que se percibe alrededor del mundo es impresionante, no existe un rincón del mundo en donde no tenga a Kobe Bryant y a su familia en sus oraciones.
Dios que lecciones de vida tenemos que aprender , cuantas cosas por modificar y cuánto por seguir cultivando porque el día que nos vamos está comprobado los closets se quedan llenos de ropa, la llave del carro sobre la mesa, las riquezas en el banco o en la mansión que logramos comprar...entre otras cosas que solo se compran con dinero. Si hoy tu problema es dinero recuerda que está allí solo hay que sudar y hacer algo con mucha pasión para tenerlo, pero después que se pasa a otro plano ya nada de eso cuenta, nada de eso sirve, procura ser mejor, procuremos tener menos desafíos por el ego y la incómoda necesidad de demostrar que somos los mejores. Los invito a arrodillarse y pese a su estilo de vida o preferencia religiosa hacer una oración por la familia de Gianna Bryant y Kobe.

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