Debo confesarles que aún con mi depre a flor de piel por el cierre de RCTV, por primera vez en muchos años no fuí testigo del triunfo de la que denominé una de mis favoritas desde la semana pasada Miss Japón.La semana pasada en una participación al aire en un programa de radio en Miami tuve la oportunidad de dar el pronóstico del Miss Universo y no fallé. Tengo ya como el “elector de misses afilado”.
Desde que vi las fotos de Miss Japón Riyo Mori en diferentes medios de comunicación algo sobresalía en ella.Es que definitivamente a las ganadoras de éste tipo de certamenes se les identifica desde su llegada. Es como una especie de magia que brota por sus poros.
Recuerdo como ayer cuando Alicia Machado en sus Buenos tiempos fué electa Miss Universo. Alicia al caminar tan risueña y segura despedia por su piel el olor a “ganadora”. Y pues en ésta oportunidad Japón llamaba a atención a primeras de cambio.
Luego casi de medio siglo, Japón se hizo acreedor de una corona, pues nunca antes habían tenido la suerte de tener una Miss Universo. Valga decir que desde hace dos años Japón estaba calentando el reinado, porque las niñas enviadas estaban muy bien preparadas y hacían buen desempeño.
En el encuentro más esperado del año para ver a las mujeres más hermosas del mundo, en ésta ocasión desde el Auditorio Nacional de Ciudad de México quedó como virreina la brasileña de spectacular personalidad y figura Natalia Guimaraes, en el tercer puesto la venezolana Ly Jonaitis, quien desde su arribo dió de qué hablar por su impactante imagen, cuarta la coreana Honey Lee y quinta la estadounidense chica a quien no le fué nada bien por el desagrado del público,Rachel Smith.
Sin duda lo que hizo que Japón conquistara el corazón de los jueces no solo fué su belleza física, sino su habilidad como bailarina, su espontaneidad, alegría y su perfecto dominio de la pasarela. Su manera de desenvolverse a la hora de impartir su discurso fué crucial y muy atractivo. Japón logró despertar en la gente mucho interes.
Lo que más me alegra es que cada día éstos concursos de belleza vayan apuntados hacia otros valores más allá de la belleza. Por su puesto, la belleza es la cualidad que caracteriza el evento, pues la belleza debe estar presente, pero complementado con otros valores del ser humano.
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